martes, 23 de julio de 2013

Transgénicos. Parte 3: Efectos sobre la salud y el medio ambiente

Falta de información: Ideal para crear miedo
Las personas que muestran oposición a los cultivos transgénicos lo hacen desde múltiples enfoques, los cuales voy a resumir en tres principales:

-Están las que creen que no es ético insertar genes de una especie en otra, que es como jugar a ser dioses. Opinan que no se debería hacer, que es algo artificial (como la insulina transgénica). Pensando en ellas escribí el primer artículo (1), en el que argumento cómo la tecnología ha hecho evolucionar a la agricultura, siendo ambas actividades exclusivamente humanas. Desde que en el Neolítico el ser humano empezó a transformar parte de la Naturaleza para crear cosas artificiales, su esperanza de vida no ha dejado de crecer.


-Están las que piensan que los transgénicos son un yugo al servicio de las grandes multinacionales imperialistas, que someten a las agricultoras (a partir de ahora en femenino, personas agricultoras) obligándolas a comprar semillas al gran hermano Monsanto. En el segundo artículo (2) abordé los aspectos socioeconómicos de los cultivos transgénicos, aportando datos que demuestran que una biotecnología agrícola sin Monsanto es posible: Las empresas públicas de China, Brasil y Cuba, entre otras, son un ejemplo.

-Finalmente están las que se preocupan por los efectos que los cultivos transgénicos pueden tener para la salud humana y el medio ambiente.

He conocido personas que combinan más de un enfoque, incluso los tres al mismo tiempo. Este artículo trataré los aspectos relacionados con la salud y el medio ambiente.

Efectos sobre la salud

-Alérgenos y toxinas

Existe la preocupación por parte de las escépticas con los cultivos transgénicos de que estos puedan generar reacciones alérgicas al incorporar nuevos genes y en consecuencia nuevas proteínas de acción desconocida. Sin embargo, h
asta la fecha no se han descubierto en ninguna parte del mundo efectos tóxicos perjudiciales o nutricionalmente nocivos resultantes del consumo de dichos alimentos. Muchos millones de personas han consumido derivados de plantas modificadas genéticamente -principalmente maíz, soja y colza-sin que se hayan encontrado efectos adversos.

Sin embargo, la falta de pruebas de efectos negativos no significa que los nuevos alimentos transgénicos no entrañen ningún riesgo. La comunidad científica ha de estudiar cada transgénico por separado, en un largo proceso de varios años que va desde la síntesis en laboratorio de la planta con el nuevo gen hasta la comercialización del producto final.




 En el caso de la Unión Europea, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, la EFSA, es la encargada de evaluar la seguridad de los alimentos transgénicos (3). Dirige el proceso de evaluación de la inocuidad de un alimento transgénico comparándolo con su homólogo convencional, que generalmente se considera inocuo debido al largo historial de su uso, centrándose en la determinación de similitudes y diferencias entre ambos. La evaluación subsiguiente de la seguridad tiene en cuenta factores como la toxicidad, las tendencias a provocar una reacción alérgica, los efectos del cambio en la composición de nutrientes fundamentales, la estabilidad del gen insertado y la modificación nutricional asociada con la modificación genética. Si después de una evaluación completa de estos factores se concluye que el alimento modificado genéticamente en cuestión es tan inocuo como su homólogo convencional, se considera que es adecuado para el consumo.

Resulta curioso, pero debido a la percepción de riesgo existente en torno a los alimentos transgénicos, éstos son evaluados con análisis y controles mucho más rigurosos que sus homólogos convencionales, dando lugar finalmente a productos más seguros y testados que los convencionales o ecológicos. Desde 1996, año en que se empezaron a comercializar los alimentos transgénicos, nunca se ha registrado ninguna reacción alérgica derivada del consumo de alimentos transgénicos: Nadie ha muerto por el consumo de organismos modificados genéticamente. En el otro lado de la balanza hay miles de infecciones y decenas de muertes derivadas del consumo de alimentos ecológicos, cuyas prácticas tienen menos garantías de seguridad (brotes de E.coli en Alemania (4) y Estados Unidos debido al uso de fertilizantes ecológicos (5) ).

Cuando cualquiera puede hacer compost, pasa lo que pasa..


-Resistencia a antibióticos

La resistencia a los antibióticos por parte de microorganismos patógenos (que causan enfermedades) son una preocupación relacionada con la inocuidad de los alimentos transgénicos porque muchos de ellos se crean utilizando genes marcadores resistentes a los antibióticos (GMRA, se insertan junto con el gen de interés para saber si la planta lo ha incorporado: Si sobrevive a la acción del antibiótico significa que el proceso ha tenido éxito). La principal preocupación relacionada con la presencia de estos genes en las plantas transgénicas se expresa de la siguiente manera: Pueden ser transferidos a las bacterias de los consumidores, lo cual posteriormente puede interferir con la terapia antimicrobiana, conduciendo así a una reducción en las opciones de tratamiento para el control de las enfermedades infecciosas. Aunque la transferencia de un gen intacto y funcional no se ha demostrado, esto podría ocurrir teóricamente ya sea en los campos donde se cultivan las plantas transgénicas o en el tracto intestinal cuando las porciones de la planta se consumen como alimentos o piensos.

Cuando comemos, los alimentos son atacados por enzimas de la saliva y de los jugos gástricos que descomponen las principales biomoléculas (proteínas y ácidos nucléicos) en sus componentes básicos. La acción degradativa del ácido clorhídrico de nuestro estómago junto con otras enzimas convierte a cualquier gen en una sopa de bases nitrogenadas, fosfatos, ribosas y desoxirribosas (y a veces ni eso, en partes más pequeñas). Es muy poco probable que un gen llegue intacto a las bacterias del tracto gastrointestinal. Y si así lo hiciera también costaría que insertara dicho gen en su propio genoma, pues aunque las bacterias suelen transferir muy bien genes entre ellas, no suelen hacerlo con plantas.

Otra cosa, los GMRA están presentes naturalmente en las bacterias, y estaban presentes mucho antes de que los seres humanos comenzaran a usar los antibióticos para combatir las infecciones bacterianas. Los entornos con presencia de antibióticos producirán tasas más altas de bacterias resistentes ya que habrá selección de las bacterias que contienen un GMRA.

Transferencia horizontal de genes ente bacterias


 Se han utilizado dos criterios para orientar la elección inicial de los GMRA utilizados en las plantas transgénicas: su alta incidencia en la naturaleza (no vamos a crear nada nuevo), y el hecho de que confieren resistencia a los antibióticos de uso limitado en la medicina clínica. Esto último es muy importante, en el caso improbable en que una bacteria adquiriera el GMRA de la planta transgénica, no afectaría en nada a la salud humana, puesto que los antibióticos para los cuales se harían resistentes no son los que tomamos habitualmente.

Para dejarlo claro, la transferencia significativa (transferencia de un gen intacto y funcional en un ambiente no estéril real) de un GMRA desde una planta a una bacteria es muy poco probable (6). Esta transferencia (que es lo suficientemente baja como para nunca haber sido demostrada en el medio natural) es claramente mucho menor que la probabilidad de transferencia de genes entre bacterias o la probabilidad de que una bacteria se vuelva resistente por mutación.

Repito, es más probable que una bacteria mute por selección natural y posea genes de resistencia a antibióticos, a que los incorpore del genoma de las plantas transgénicas. Y es que la resistencia a antibióticos se encuentra generalizada en las poblaciones de bacterias, favorecida por el intercambio de plásmidos y de otros determinantes de resistencia, así como por altas tasas de mutación. Ejemplo de ello es la aparición de cepas bacterianas con resistencias a múltiples medicamentos en situaciones clínicas durante los últimos 50 años, lo cual ocurrió en ausencia de cualquier planta transgénica.

 -Otros riesgos. El Caso Seralini

Hace unos meses salieron en los medios de comunicación nacionales e internacionales las conclusiones de un estudio (7) realizado por un investigador francés llamado Seralini en el cual afirmaba que tanto el maíz HT (Tolerante a herbicidas) de Monsanto como su herbicida provocaron cáncer en ratas de laboratorio tras ser alimentadas durante dos años. Las fotos de las ratas con tumores del tamaño de pelotas de golf dieron la vuelta al mundo.

Las ratas de la discordia


La EFSA, alertada por las conclusiones del Seralini, pidió opinión sobre el estudio a organismos científicos de Bélgica, Alemania, Dinamarca, Francia, Italia y Holanda. Y de forma unánime llegaron a las siguientes conclusiones (8):

· El estudio de Seralini no permite dar peso a los resultados y conclusiones publicadas. El estudio contiene multitud de errores metodológicos muy graves, como el usar un número muy bajo de ratones. La probabilidad de que lo que se intenta demostrar sea producto del azar es muy alta, por lo que las guías internacionales de buenas prácticas para experimentos sobre carcinogénesis establece un mínimo de 50 ratas por sexo y experimento: Seralini uso 10 ratas por sexo y experimento.

 · Seralini además utilizó para el experimento ratas transgénicas de la variedad Sprangue-Dawley, conocidas por su alta incidencia de tumores espontáneos... en torno a los dos años de vida! La dieta era demasiado alta en maíz, algo a lo que los ratones no están acostumbrados. Aún así, de forma natural, coman lo que coman, después de ese tiempo desarrollan tumores.

· Tampoco existen datos de un grupo de control, es decir, no se proporcionó una alimentación igual pero de origen no transgénico a otro grupo de ratones.

 · Considerando que el estudio publicado por Seralini ha sido inadecuadamente diseñado y analizado, y teniendo en cuenta en consideración las evaluaciones de varias instituciones científicas de los Estados Miembros, la EFSA encontró el estudio de insuficiente calidad científica como para reevaluar la seguridad del maíz NK603 (nombre técnico del maíz HT).

Estas conclusiones de la máxima autoridad europea sobre seguridad alimentaria, basada en las investigaciones realizadas por varios equipos de investigadoras de 6 países de la UE, no recibió casi ningún eco en los medios de comunicación. Ellos ya tuvieron la historia, la de las ratas cancerosas. ¡Eso vende! Publicar la noticia en la que se invalidaba el estudio, debió ser de aguafiestas a juicio de muchos periodistas.

Hago un alto en el camino para aclarar una serie de cuestiones. Existe gran confusión en la forma en que se genera el conocimiento científico. Mucha gente piensa que una investigación termina y se ratifica en el momento en que es publicada en una revista científica. Así nos encontramos todos los días en los periódicos noticias del estilo “Un estudio demuestra que…”, dándole veracidad sólo por el hecho de estar elaborado por investigadoras y ser publicado en una revista.

Tengamos en cuenta una cosa, una investigadora no es un ente abstracto que se encuentra más allá del bien y del mal, cuyas conclusiones son ciertas ya que usó el método científico objetivo e imparcial. Nada más lejos de la realidad, una investigadora, como cualquier humano, no es neutral. Posee unos valores éticos y morales, una ideología concreta, vive inmerso en un contexto histórico, político y económico en el que influye pero también es influida. Nadie es neutral, lo que debemos intentar a toda costa es tratar de ser objetivos. ¿Lo podremos ser siempre? ¿Quién puede frenar nuestra subjetividad, nuestros sesgos personales?

Lo primero que necesitamos es que la investigadora quiera ser honesta y competente. Que haga un estudio claro siguiendo protocolos reconocidos internacionalmente, para así obtener mayor aceptación y pueda ser más fácilmente reproducidos en un futuro. Una vez tiene un estudio con conclusiones relevantes para algún campo del conocimiento es probable que decida publicarlo en una revista científica.

Histórica publicación de la estructura del ADN


La revista evalúa el artículo mediante la revisión por pares (9), en la que otras investigadoras evalúan el artículo (normalmente de forma anónima) y deciden si reúne los requisitos mínimos de calidad para ser publicado (¡Pero ojo, no reproducen el experimento!). En los últimos años ha aumentado el número de revistas científicas gracias a la expansión de internet. No todas son de la misma rigurosidad, ni todas publicarían un mismo artículo. Existe un factor de impacto (10) que nos puede dar una idea aproximada de la calidad de la revista. Cuanto mayor sea el factor de impacto de la revista, de mayor calidad serán los artículos publicados en ella (salvo excepciones, como en el caso del estudio sobre la memoria del agua publicado en Nature (11) ).

Puede decirse que es algo habitual el hecho de que existan revistas con un posicionamiento acerca de un tema en concreto (contrarias a las antenas de telefonía móvil, favorables a la agricultura ecológica, a favor de las multinacionales biotecnológicas, cuestionadoras de las vacunas, etc.). Lógicamente esto hace que no sean muy tenidas en cuenta por la mayoría de la comunidad científica, pero permite que una investigadora con ciertas ideas preconcebidas en torno a un tema encuentre espacio en una revista afín.

Por eso creo que debemos ser prudentes con las publicaciones que aparezcan en las revistas científicas. Tanto Seralini (conocido por su activismo anti-transgénicos) como Monsanto podrán publicar donde les dé la gana, no hay ningún problema en ello, no caigamos en las críticas a la persona. Pero si las conclusiones son novedosas, o controvertidas, no tardarán en aparecer otros equipos de investigación que decidan reproducir el experimento. Cuando eso ocurre y no se llegan a las mismas conclusiones, el estudio original queda cuestionado y desacreditado (cuantas más sean las investigadoras que lo invaliden). En algunas ocasiones son las investigadoras por iniciativa propia quienes tratan de reproducir los experimentos, en otras ocasiones son las autoridades públicas (científicas, sanitarias, etc.) las que piden a las mismas que evalúen en artículo.

Estos últimos procesos son los que dan legitimidad a un estudio científico. Su publicación en una revista es un paso necesario, pero no el único para poder ser considerado válido. Como ejemplos de este proceso tenemos el caso de las papas transgénicas de Arpad Pusztai (12) o el de las mariposas monarca de Estados Unidos. Todos desacreditados en cuanto fueron revisados.

 -Beneficios

Este artículo está escrito tan a la defensiva, desmontando los supuestos efectos dañinos de los transgénicos sobre nuestra salud, que apenas he dado importancia a los beneficios que se derivan del consumo de los mismos. Y aún a riesgo de equivocarme no lo voy a hacer porque todavía queda la parte dedicada al medio ambiente y si has seguido leyendo hasta aquí no quiero que te entre el síndrome de la clase turista…
 Como antes expuse, los alimentos transgénicos son bastante seguros ya que se conoce mejor su composición que la de los productos de agricultura convencional o ecológica (por los análisis y controles de los que hablé antes). En algunos casos puede eliminarse la sustancia alérgica que hacía peligrosa al producto, como el trigo apto para celíacos (13) que está en fase de experimentación. En otros casos puede aumentarse la cantidad de un nutriente determinado o incluso en el caso de no poseerlo, incorporarlo, como el caso del arroz dorado con provitamina A (14). En un futuro no muy lejano los transgénicos sintetizarán medicamentos, lo cual abaratará los costes de los mismos y hará más cómoda su ingesta.
Arroz dorado, no es la solución pero ayuda..


Efectos sobre el Medio Ambiente

-Contaminación genética entre cultivos transgénicos y no transgénicos

La polinización cruzada entre diferentes cultivos ha existido desde mucho antes de que se comercializaran los cultivos transgénicos (y mucho antes de que existiera la agricultura). Si en un momento determinado decides cultivar una variedad concreta, los insectos polinizarán las flores de tus plantas con polen de otros cultivos adyacentes, de tal manera que al cabo de varios ciclos reproductivos tu cultivo se habrá "contaminado" con la información genética de otros cultivos, a la vez que tu cultivo contaminará a otros, ¡no nos erijamos como únicas víctimas..! Históricamente esto no ha sido considerado un problema, pero en casos extremos en que así lo sea, tiene fácil solución: En la próxima cosecha planta semillas nuevas. No quiero frivolizar con los costos de tiempo y dinero que ello conllevaría, sólo quiero incidir en el hecho de que la famosa contaminación genética en la agricultura no es un proceso irreversible, fatídico.
De todos modos las agricultoras que libremente deciden no cultivar transgénicos están protegidas de los que (libremente también) deciden cultivarlos. Existen medidas (15) para evitar que la mezcla de cultivos supere el 0,9% de genoma transgénico, a partir del cual el cultivo se considera transgénico. La principal es cumplir con una distancia mínima de confinamiento entre cultivos transgénicos y convencionales. En el caso del maíz Bt se recomienda una distancia de seguridad de entre 150 y 50 metros para no superar un 0,9% de mezcla. La distancia aumenta hasta unos 100-500 metros si queremos que el porcentaje disminuya a menos de un 0,1%, límite por debajo del cual un producto se considera libre de transgénicos. También existen medidas para evitar la polinización cruzada como pueden ser la existencia de un perímetro de cultivo no transgénico, el uso de invernaderos, otras barreras físicas en el perímetro (muros, árboles, etc.) o la plantación de cultivos transgénicos con diferente época de floración para evitar la polinización cruzada.
Del maíz salvaje al "humano"


En cuanto al cruce de cultivos modificados genéticamente con sus parientes silvestres, también se ha dado fácil solución al hipotético problema. Simplemente se prohíbe el cultivo de variedades transgénicas en las zonas donde históricamente se comenzaron a domesticar a partir de variedades salvajes. Es por ello que no se puede plantar maíz modificado genéticamente en México y sí en España, donde no existen variedades salvajes de maíz que pudieran ser contaminadas por la variedad transgénica. Los organismos públicos competentes tienen muy en cuenta esta variable a la hora de autorizar el cultivo de una variedad transgénica.

Por otro lado resulta improbable que ejemplares de un cultivo se asilvestren. Las características que los humanos deseamos y hemos incorporado en los cultivos que hemos domesticado durante 10000 años les darían una profunda desventaja si los soltáramos en ecosistemas naturales. Son plantas a las que hemos acostumbrado a unos suministros de agua y nutrientes elevados y constantes. Grandes tallos, raíces, frutas, serían lujos energéticos que harían morir e impedirían la dispersión de esos cultivos. Una piña de millo, convencional, ecológica o transgénica, tiene poco futuro si se decide por escapar al monte, donde los herbívoros y las durísimas condiciones ambientales la harían desaparecer. Además, las características especiales de los cultivos transgénicos tampoco supondrían ninguna ventaja adaptativa en los ecosistemas naturales: Las plagas que afectan a los cultivos no son dominantes en los ecosistemas naturales y en cuanto a las plantas resistentes a herbicidas, tengo entendido que no se echa herbicida en el monte, por lo que el gen HT no tendría ninguna ventaja adaptativa. Por el contrario, los genes inútiles en un ambiente concreto tienden a ser eliminados por selección natural.
Activistas antitransgénicos dispuestos a arrasar con un
campo de maíz Bt, ¿Por qué se visten así, para ver a E.T?

- Disminución del uso de pesticidas

Los pesticidas o plaguicidas han sido ampliamente utilizados desde la Revolución Verde, siendo causantes de graves impactos sobre el medio ambiente. Contaminación de acuíferos, envenenamiento de otras especies animales que no son consideradas plagas y que cumplen un papel determinado en el agroecosistema, aumento de las concentraciones de los mismos en los alimentos finales, etc. Los transgénicos resistentes a las plagas han supuesto un punto de inflexión al respecto. Al ser la planta en las variedades Bt la que segrega el insecticida, es mucho más selectiva que fumigar un campo indiscriminadamente. Sólo mata al insecto que intenta devorarla, sin afectar al resto de la comunidad animal ni al consumo humano.

Como ejemplo el dato de la reducción acumulada del uso de pesticidas en el periodo 1996-2011: 473 millones de kilogramos de ingrediente activo, una disminución del 8.9% en el uso de pesticidas (16).

- Toxicidad del polen, caso de las mariposas monarca

Con el mismo impacto que el estudio de Seralini, pero mucho tiempo antes, se publicó en 1999 un estudio que revelaba un aumento de muertes de orugas de mariposa monarca que comían accidentalmente polen de maíz Bt. Los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia, exagerando los titulares y dando vía libre a un recelo hacia los cultivos modificados genéticamente que a día de hoy sigue existiendo. El impacto fue mayor dada la excepcionalidad de dicha especie animal, una mariposa que realiza una de las mayores migraciones del mundo, desde México hasta Canadá.



¿Destrucción de hábitats o transgénicos, en qué quedamos?


Dada la alarma social, el Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos no tardó en coordinar un grupo de investigadoras para que comprobaran si las afirmaciones de dicho estudio eran correctas (17). Concretamente querían saber a partir de qué concentraciones de polen las orugas sufrían daños y si esa concentración de polen se encuentra de forma natural sobre las hojas de algodoncillo, planta de cuyas hojas se alimenta la oruga y que crece cerca de las plantaciones de maíz. Durante dos años se realizaron varios estudios por parte de biólogas especialistas en lepidópteros, investigadoras del maíz, ecólogas, entomólogas y demás expertas, que utilizaron métodos y diseños experimentales similares, para asegurar la fiabilidad de los datos finales.
 Los resultados fueron los siguientes: por debajo de 1000 granos de polen por centímetro cuadrado no había efectos sobre el peso o la supervivencia de las orugas. Por encima de esa cantidad las orugas alimentadas con polen Bt fueron de menor tamaño que las del grupo control (alimentadas con polen convencional). Sin embargo, la tasa de supervivencia no fue diferente que la del grupo control. Las concentraciones de polen sobre las hojas de algodoncillo en los cultivos de maíz Bt estaban en torno a 170 granos por centímetro cuadrado.
Las conclusiones fueron que el polen del maíz Bt no se encuentra en la concentración suficiente como para causar daños a las larvas de la mariposa monarca. Los medios de comunicación no dieron el mismo eco a esta serie de estudios, más estructurados y de mayor calidad metodológica que el original, quedando para siempre en el imaginario colectivo de los grupos antitransgénicos (y en el de muchos otros sectores sociales y políticos) la idea de que el maíz transgénico resulta letal para las mariposas monarca (y muchos otros animales). Lo que nadie se atrevió a sugerir es qué pasaría si en lugar de usar un maíz transgénico resistente a plagas de insectos se fumigara con pesticidas de forma indiscriminada a todo el cultivo, como se hace en agricultura convencional y se permite en agricultura ecológica con la toxina Bt. ¿Cómo se quedarían (quedan) las orugas después de semejante rociada?

 -Glifosato

Gracias al uso del glifosato, un herbicida de amplio espectro inocuo para la fauna de los agroecosistemas y el ser humano, se ha evitado el uso de otros herbicidas más tóxicos. Antes no se usaba porque mataba a la mayoría de las plantas de cultivo, pero el desarrollo de las variedades HT resistentes al mismo lo han hecho muy popular. La introducción del algodón HT ha evitado el uso de 15.5 millones de kilogramos de herbicida entre 1996 y 2011, una reducción del 6,1% con respecto a si se hubiera usado algodón convencional (16).
La patente del glifosato venció hace años

A pesar de las leyendas urbanas que circulan en torno a la toxicidad del glifosato, resulta que está clasificado en la Categoría de Menor Riesgo Toxicológico (Clase IV), es decir, productos que normalmente no ofrecen peligro según el criterio adoptado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la FAO (18).

Los herbicidas a base de glifosato son elementos claves para el sistema e implantación de cultivos sin roturación mecánica del suelo (no hay que arrancar malas hierbas porque se las cargó el glifosato). De este modo, el glifosato está ligado al control de la erosión, a una mejor compactación del suelo, al aumento de la fertilidad, a la conservación de los recursos hídricos, al ahorro en maquinarias y combustibles y, como consecuencia, a la reducción de emisiones de CO2.

Se ha demostrado, por medio de diferentes análisis, que el glifosato no presenta efectos nocivos sobre la fauna (mamíferos, aves), microfauna (artrópodos), ni sobre la salud humana, ni tiene efectos adversos para el ambiente, cuando es empleado correctamente para los fines previstos en su etiqueta.

-Conservando la biodiversidad (reduciendo la superficie cultivable)

Los cultivos biotecnológicos son una herramienta tecnológica que ayuda a disminuir el consumo de suelo cultivable, ya que son capaces de aumentar la productividad de los 1.500 millones de hectáreas de tierra arable, pudiendo evitar la deforestación y protegiendo la biodiversidad de los ecosistemas naturales. Aproximadamente 13 millones de hectáreas de bosques tropicales ricos en biodiversidad son perdidos en países en desarrollo cada año. Si los 328 millones de toneladas adicionales de comida, piensos y tejidos producidos por cultivos biotecnológicos entre 1996 y 2011 no se hubieran producido por esta tecnología, se hubieran necesitado unos 108.7 millones de hectáreas adicionales de cultivos convencionales para alcanzar semejante producción (16).

La creciente implantación se debe a los aumentos
de la productividad, que a su vez implican ahorro
de suelo que no se dedica a la agricultura


Vuelvo a insistir en la misma idea, la agricultura más ecológica es la que no existe, la que no transforma ecosistemas naturales en artificiales. El aumento de la productividad agrícola derivado de la Revolución Verde y de la Revolución Biotecnológica ha dado una tregua a los montes y selvas del planeta. Aunque no los veamos directamente, deberíamos preocuparnos aunque sea en la misma medida por la biodiversidad de esos ecosistemas vírgenes que por la habita en los nuestros agroecosistemas artificiales.

-Reduciendo la huella ecológica

Los cultivos transgénicos han contribuido a reducir la emisión de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático. La reducción del uso de plaguicidas y de los combustibles fósiles en que se basan (por la introducción de las variedades Bt) y los ahorros de labranza relacionados con los cultivos resistentes a herbicidas han supuesto en 2011 una reducción de emisiones de CO2 de 23 mil millones de Kg de CO2, o el equivalente de eliminar 10.2 millones de coches de la carretera (16).

-Generación de malas hierbas e insectos resistentes

Uno de los argumentos más esgrimidos por los detractores de la biotecnología agrícola radica en la posibilidad de que el uso de las variedades transgénicas resistentes a plagas o herbicidas originen insectos o malas hierbas superresistentes que no puedan ser erradicados posteriormente.

La resistencia de malas hierbas a los herbicidas utilizados no es un fenómeno exclusivo de los transgénicos. Es cierto que se han catalogado 24 malas hierbas resistentes al glifosato (que no se usa exclusivamente en transgénicos), pero la atrazina, un herbicida usado en cultivos convencionales, también ha generado 64 malas hierbas resistentes. Nadie está descubriendo la pólvora, la resistencia a determinadas condiciones ambientales forma parte de la evolución de las especies por selección natural. Si un guepardo da caza a gacelas que son menos rápidas que él, la selección natural dará ventajas a las gacelas más veloces, las cuales sobrevivirán y darán en herencia esa característica adaptativa a su descendencia. Podría decirse que han surgido gacelas "resistentes" a los guepardos. ¿Tienen culpa los cultivos transgénicos de que los guepardos tengan que currárselo cada vez más? Lo mismo pasa con los antibióticos y los microorganismos que acaban siendo resistentes a ellos. Con la agricultura, sea del tipo que sea, igual. Cualquier medida que tomes contra las plagas o las malas hierbas (ya sean técnicas ecológicas o mutantes...) hará que éstas con el tiempo acaben acostumbrándose, reclamando el ecosistema que en algún momento fue suyo.





Una buena manera de evitar la formación de plagas o malas hierbas superresistentes es la rotación de cultivos, la utilización de diferentes herbicidas al cabo de un tiempo. Así no se deja que las plagas acaben acostumbrándose y generen resistencia. También, en el caso de los insectos, las empresas biotecnológicas y las administraciones públicas exigen la plantación de un porcentaje de cultivo no transgénico que sirva como refugio a poblaciones del insecto que no han sufrido cambios (19). Así, en caso de generarse la resistencia, los individuos que la posean se reproducirán con los de otras poblaciones que no la tengan, y engendrarán descendencia con una resistencia atenuada.

Además de todas estas buenas prácticas que retrasarán la muy lejana (pero inevitable, ¡soy darwinista!) aparición de plagas y malas hierbas resistentes a las técnicas de control, siempre quedará, como en el caso de los antibióticos, la posibilidad de generar nuevos cultivos resistentes a nuevos herbicidas, o que segreguen otras toxinas diferentes a las actuales para acabar con las plagas. Las empresas de biotecnología agrícola disponen de un buen banquillo de genes y variedades de cultivo dispuestos a dar la batalla cuando sea necesario.
¿Te sumas a la paranoia o le pegas al pensamiento racional?

Así termino esta serie de artículos sobre los cultivos transgénicos. He tratado de abordar la realidad desde todos los enfoques posibles, sin dogmatismos ni ideas preconcebidas; con la humilde opinión de un “aficionado” que no tiene intereses ni en la industria biotecnológica ni en la igual de lucrativa agricultura ecológica. He intentado en todo momento ser objetivo, rebatiendo los prejuicios tecnofóbicos y pseudocientíficos que rodean a la palabra “transgénico”, asumiendo al mismo tiempo que la biotecnología agrícola, como cualquier práctica humana, tiene sus riesgos, que han de ser evaluados constantemente.

 Notas

 (1) Transgénicos, parte 1: Agricultura y Tecnología

 (2) Transgénicos, parte 2: Aspectos Socioeconómicos

 (3) Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, Documentos guía sobre OGM

 (4) Tres muertos en Alemania por una bacteria fuera de control

 (5) Brote de E.Coli en espinacas producido por fertilizante ecológico

 (6) Informe de la EFSA sobre genes marcadores de resistencia a antibióticos

 (7) Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize. Gilles-Eric Seralini

 (8) Revisión final de la EFSA del estudio de Seralini

 (9) Revisión por pares, CSIC

 (10)Herramientas de análisis de la actividad investigadora: El factor de impacto, UNED

7 comentarios:

  1. Desde un punto de vista también de aficionado: no puede resultar que los transgénicos incrementen la velocidad a la que las plagas desarrollan resistencias? quiero decir, que si los insectos están comiendo la toxina todo el tiempo, incluso cuando no hay tantos como para llamarlos plaga (y que por tanto no sería necesario fumigarlos con tratamientos ecológicos o convencionales que obviamente a la larga también crean resistencias) estaríamos creando y adelantando por tanto resistencias innecesarias, o no?

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    1. Depende del transgénico. He leído sobre experimentos con plantas OGM que emiten una feromona de alerta del pulgón. Los pulgones no se acercarían al cultivo, y no pueden perder el comportamiento de no huir puesto que les supondría un coste demasiado caro en situaciones de peligro real. Puede que el comportamieno varíe un poco, pero se llegaría a un equilibrio enseguida.

      Salud.

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    2. En cuyo caso los insectos, sin ser plaga, se comerían la planta y la variedad en cuestión dejaría de ser comercialmente interesante. Siempre hay insectos interesados en lo que plantes. A fin de cuentas plantes lo que plantes es materia orgánica y hay siempre hay organismos interesados en aprovecharla. Así funciona la vida. No hay cultivos comercialmente productivos sin insecticidas. Solo el pequeño huerto sin valor comercial, para exclusivo uso familiar puede temporalmente funcionar sin insecticidas.

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  2. Excelente artículo, muchas gracias.

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  3. Es impresionante. Enhorabuena por la profundidad y el rigor con el que has tratado el tema.

    A partir de ahora éste se convierte en uno de los blogs que iré ojeando =)

    Saludos.

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  4. Enhorabuena. Muy trabajado, fundamentado y con una calidad de estilo impresionantes.

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  5. Brutal el artículo y el blog. Muchas gracias por regalarnos tu tiempo!!! CONOCIMIENTO O BARBARIE

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